miércoles, 1 de marzo de 2017

De la prisión a la deriva

“sino yo triste y cuitado
que vivo en esta prisión
que ni sé cuando es día
ni cuando las noches son”

Tras entrar en el centro de detención de refugiados,nos requisaron todo nuestro equipaje después de pasar una especie de control nos metieron en una especie de habitación, que por suerte tenia una ventana por la que yo a veces miraba. tras un par de días un chico nos trajo un poco de comida, yo se lo agradecí mucho y me parecía un buen chico, un día empezamos a hablar y nos hicimos buenos amigos día tras día venia a verme a aquella horrible prisión, el me traía noticias del exterior yo se lo agradecía ya que sin el estar allí solo, seria un autentico infierno, empezaron a pasarlos días y me di cuenta que el chico no volvió a aparecer yo le esperaba todos los días asomado a la ventana pero no aparecía, le echaba muchísimo de menos tras ese día posaron como unas tres semanas asta que por fin nos liberaron no se por que motivo pero el caso es que sucedió me dio muchísima pena de no haberme podido despedir de el pero no había tiempo para lamentaciones mi familia y yo empezamos a correr hacia el puerto donde cogimos una embarcación si se le puede llamar así ya que estaba en pésimas condiciones.
en aquella embarcación no solo eramos nosotros había muchísima gente mas para el tamaño de la embarcación nos subimos nos dieron un chaleco por seguridad pero estaba en malisimas condiciones y no era de la talla adecuada pero había que hacerlo.



¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar,
como hubo mi familia
la mañana de San Juan!
Con un falcón en la mano
la mar iba a cruzar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda,
la jarcia de un cendal.



1 comentario:

  1. La parte del romance no está bien (vuelve a leer las pautas). Sigues sin cuidar nada la puntuación.

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