Cantar del destierro

                              El refugiado sale de Madrid, a Valencia va encaminado                                           allí deja su hogar, yermo y desheredado. 

Con lágrimas en los ojos muy fuertemente llorando

la cabeza volvía quedábase mirando 

allí dejo mi casa, que pena tan grande

cuanto mas me alejo de ella, mas se expande 

tantos recuerdos se quedan atrás, al igual que mis amigos

unos tan buenos seguro que no consigo

con cara de asombro veo alejarse mas y mas barajas, 

mientras que dentro de mi coche solo hay unas tristes cajas,

ya no hay marcha atrás, solo al frente hay que mirar, 

espero que me guste y me agrade mi nuevo hogar,

menuda suerte la mía, con lo a gusto que yo estaba

y para no derrumbarme yo con mis padres que en buena hora compraron la casa,

con mente positiva y alegre yo cantaba.

Como a mitad de camino hacia Valencia, mis padres, con los que viajaba me dijeron que revisara mi mochila a ver si llevaba todo, en ella llevaba pilas, móvil, agua comida enlatada, una navaja multiusos, un poco de dinero que eran unos mil euros que nos habían dado por la casa, zapatos, ropa, medicinas, tres libros que se títulos son: Fernando el temerario, Las lagrimas de Shiva y El último trabajo de señor luna, vamos lo que viene a ser lo imprescindible. En el trayecto veíamos gasolineras siendo saqueadas, helicópteros surcando el cielo, había mucha gente intentando huir como nosotros algunos se salían de la carretera con el fin de adelantar a los demás coches, todo el mundo quería salir de allí. A la entrada de Valencia habían carteles que nos decía en que dirección había que ir para cojer un barco, mi padre tenia  un amigo que tenia un barco y nos podía sacar de allí, llegamos al puerto y allí nos esperaba el amigo de mi padre, que por ser amigos nos podía bajar un poco el precio del viaje en barco pero aun así era un poco caro, nos costo por los tres unos cien euros. Ya  queda menos dije entre mi.